viernes, 6 de abril de 2012

LAS LENGUAS DE ESPAÑA


España es una realidad plurilingüe que contiene zonas en las que se hablan diferentes lenguas. La coexistencia entre lenguas ha favorecido la alternancia de diversos elementos lingüísticos como las interferencias (uso de elementos o estructuras de una lengua en otra) en ambas direcciones y los préstamos (adopción de términos de una lengua con adaptación o no del significado y otros aspectos fonéticos y gramaticales).
El fenómeno lingüístico por el que una sociedad habla dos o más lenguas se denomina bilingüismo. En España se produce el bilingüismo en Galicia, País Vasco, parte de Navarra, Cataluña, Comunidad Valenciana e Islas Baleares, donde el castellano, lengua oficial en toda España, es hablado junto a cada lengua autóctona (gallego, vasco, catalán) en su territorio.
Hay bilingüismo cuando un hablante utiliza las dos lenguas en contacto indistintamente, tanto para la comunicación oral como para la escrita. Si hay un desequilibrio en el uso de las lenguas en contacto y una posee más prestigio y valoración social que la otra, que queda relegada al ámbito doméstico y oral, entonces se habla de diglosia.
Las lenguas que se hablan en España son el castellano, el catalán, el gallego y el vasco. Las tres primeras proceden del latín y por distintas y similares razones llegaron a adquirir la categoría de lenguas. El vasco es una lengua prerromana y la única que no deriva del latín y cuyo origen sigue sin determinarse aunque se le emparenta con lenguas del Cáucaso.

Entre los rasgos más importantes del castellano están la diptongación de la e y o breves latinas (terra - tierra, bonu - bueno); la pérdida de la f- inicial latina (faba - haba, farina - harina) y la transformación del grupo il + vocal en j (filiu - hijo).
Los rasgos más sobresalientes del catalán son: la existencia de siete vocales, ya que distingue entre e y o cerradas y abiertas; elisión de vocales finales átonas (pontem - pont); conservación de la f- inicial latina (farina); mantenimiento de los grupos iniciales pl-, cl-, fl- (planu, flama).
En el gallego también se da la existencia de siete vocales con la distinción de e y o cerradas y abiertas; la evolución del diptongo au   - ou y del ai - ei; conservación de la f- inicial latina; transformación, como en el castellano, de los grupos iniciales pl-, cl- y fl-.
El vasco tiene un sistema de vocales con tres grados de apertura; oposición entre la vibrante simple y la vibrante múltiple; posposición del artículo (etxea - la casa); ordenación inversa de las palabras en la oración.

EL ESPAÑOL DE AMÉRICA


Llamamos español de América al uso que hacen del castellano los hablantes de diversos países americanos, este proceso de hispanización  se inicia en 1492 con el descubrimiento de América.


El español es la lengua oficial de dieciocho repúblicas hispanoamericanas. También se habla en Puerto Rico, Antillas y algunas zonas de EE.UU., pero en todos estos sitios convive con el inglés. Fuera de América se habla en Filipinas, en territorios españoles de África, Balcanes y Próximo Oriente –colonias sefardíes-.

Los rasgos fónicos más característicos del español de América son el seseo (confusión entre los fonemas /s/ y /c/ (“sapato” por “zapato”); el yeísmo (no diferenciación entre /l/ y /y/, que se neutralizan: llave y yate); la debilitación de la –s final de sílaba o palabra (se aspira o desaparece como en Cuba, Santo domingo o Panamá, por ejemplo); la confusión entre /r/ y /l/ en zonas insulares y costeras como Cuba o Puerto Rico (“amol” por “amor”).

Los rasgos morfosintácticos que destacan son el voseo (uso de la forma “vos” para el tratamiento familiar en lugar de “tú”; en algunos lugares con la forma apocopada del verbo: “vos tenés”); tendencia a construir el femenino analógico (mayordoma, tigra); la adverbialización del adjetivo (caminaba lento, habla bonito); tendencia al uso del diminutivo incluso en el adjetivo y el adverbio (ahorita, todito); el uso del perfecto simple y casi desaparición del perfecto compuesto.

Los rasgos léxicos más destacables son el predominio de arcaísmos (platicar, prieto); presencia de indigenismos (canoa, chocolate); adopción de extranjerismos (“rentar” por “alquilar”, “computadora” por “ordenador”); creación de neologismos (“sesionar”, celebrar sesiones; “adición”, cuenta).

LEÍSMO, LAÍSMO Y LOÍSMO



Se denominan así los usos incorrectos de los pronombres personales átonos de 3ª persona. La primera y la segunda personas no plantean problemas, pues presentan en caso de CD o CI la misma forma.

Se llama leísmo al uso de los pronombres le/les como CD: “le vi” por “lo/la  vi” (cuando los pronombres le, les desempeñan la función de CI, antiguo dativo en latín).
Usos correctos:
        Vi un gato (lo vi)
        Vi a María (la vi)

Se llama laísmo al uso incorrecto de los pronombres femeninos la/las  como CI:  “la dije” por “le dije” o “las compré unos zapatos” por “les compré unos zapatos”(cuando los pronombres lo, la, los, las desempeñan la función de CD, antiguo acusativo latino) .
Usos correctos:
        Dije a Juan (le dije)
        Dije a Juana (le dije)
        Dije a los niños (les dije)
        Dije a las niñas (les dije)

Se llama loísmo al uso incorrecto de los pronombres masculinos lo/los como CI: “los dije que no se movieran” (cuando los pronombres lo, los desempeñan la función de CD, antiguo acusativo latino).
Usos correctos:
        Dije a Juan que esperara (Le dije que esperara)
        Dije a los niños que no se movieran (Les dije que no se movieran)