Las características literarias del Romanticismo son:
a) subjetivismo, que expresa el alma exaltada del artista cuyas ansias de amor, justicia y libertad chocan con los límites que le impone la realidad;
b) ansia de libertad y acentuado individualismo, que se expresa tanto en las creencias políticas como en la creación literaria (mezcla de lo trágico y lo cómico, lo culto y lo popular, etc.);
c) el choque con la realidad provoca una actitud rebelde en forma de protesta política y social o actitud de huida con la imaginación hacia épocas pasadas (la Edad Media, por ejemplo), a países orientales llenos de misterio o a mundos creados por la imaginación (alucinaciones, pesadillas, suicidio...);
d) incorporación del paisaje al ánimo del escritor, de ahí que la naturaleza sea a veces melancólica, a veces turbulenta y cuando la naturaleza se muestre indiferente, será imprecada amargamente por el poeta;
e) nacionalismo, que llevará a valorar las tradiciones nacionales y regionales. Lo popular y lo folclórico adquieren gran prestigio.
![]() |
La libertad guiando al pueblo |
El siglo XIX se presenta como la culminación de todo el proceso iniciado en el siglo XVIII. Se abre con la Guerra de la Independencia contra los franceses y termina con el desastre de 1898 en que España pierde sus últimas colonias (Filipinas y Cuba) en la guerra contra EE.UU.
Hay que destacar el gran influjo que los movimientos artísticos europeos tienen en España durante este siglo, pero todos llegan con su considerable retraso, lo que dará lugar a un notable desajuste entre la literatura española y la del resto de Europa.
El Romanticismo es un movimiento sociocultural y político cuyo lema podría ser "yo y mi libertad". Supone toda una concepción del mundo y no sólo una escuela artística. El Romanticismo se había iniciado en Alemania e Inglaterra hacia 1770, pasa luego a Francia y se introduce lentamente en España, adquiriendo su plenitud hacia 1835, año en que el Duque de Rivas estrena Don Álvaro o la fuerza del sino.
Las características literarias del Romanticismo son:
a) subjetivismo, que expresa el alma exaltada del artista cuyas ansias de amor, justicia y libertad chocan con los límites que le impone la realidad;
b) ansia de libertad y acentuado individualismo, que se expresa tanto en las creencias políticas como en la creación literaria (mezcla de lo trágico y lo cómico, lo culto y lo popular, etc.);
c) el choque con la realidad provoca una actitud rebelde en forma de protesta política y social o actitud de huida con la imaginación hacia épocas pasadas (la Edad Media, por ejemplo), a países orientales llenos de misterio o a mundos creados por la imaginación (alucinaciones, pesadillas, suicidio...);
d) incorporación del paisaje al ánimo del escritor, de ahí que la naturaleza sea a veces melancólica, a veces turbulenta y cuando la naturaleza se muestre indiferente, será imprecada amargamente por el poeta;
e) nacionalismo, que llevará a valorar las tradiciones nacionales y regionales. Lo popular y lo folclórico adquieren gran prestigio.
El Romanticismo abordó todos los temas relacionados con la angustia existencial, la melancolía, el desengaño... Los principales temas románticos fueron, entre otros, la pasión y el deseo, pero también la muerte (aceptada a veces como liberación del dolor), el destino como resignación de la crueldad de la vida, el amor como fuente de melancolía, añoranza y tristeza, la historia.
En cuanto a los géneros literarios, los dos de mayor expansión serán la poesía y el drama. La poesía se liberó de la rigidez neoclásica para buscar nuevas formas de expresión. Mantuvo los temas característicos de este movimiento, como el amor, la libertad, la soledad, los elementos sobrenaturales, el paisaje vinculado al espíritu del autor... y se introdujeron algunas novedades con respecto al estilo. En poesía habrá dos generaciones. La primera abarca desde la Guerra de la Independencia hasta 1840 aproximadamente, se distingue por el tratamiento de temas patrióticos y sociales. Entre los autores destacan el Duque de Rivas (romances históricos y heroicos) y José de Espronceda (El estudiante de Salamanca, El diablo mundo). La segunda generación vive en la segunda mitad del siglo XIX, cuando ya en España había triunfado la estética realista. La poesía se vuelve más intimista y se libera de la retórica anterior. Los autores más destacados de este segundo periodo serán Gustavo A. Bécquer (Rimas) y Rosalía de Castro (En las orillas del Sar). Las Rimas son composiciones generalmente breves y en asonante de metro variado que trata los temas del amor (tanto en tono afirmativo y exultante como desengañado), la propia poesía y sus motivos centrales (la mujer, el misterio, el amor...) y el desengaño vital y la muerte. Su poesía es limpia, emotiva y de una retórica sutil y delicada. La poesía de Rosalía de Castro es menos sobria y abarca más temas. Aunque se ha hablado de los influjos entre ambos poetas no están demostrados.
En el teatro, el drama será el género predominante y los temas más tratados el amor, el destino y el honor, o bien asuntos caballerescos y legendarios. En el drama se mezcla el verso de diferente metro con la prosa. Aparte del Duque de Rivas (Don Álvaro o la fuerza del sino), escriben dramas Larra (Macías) y José Zorrilla (Don Juan Tenorio).
En prosa, lo más destacable serán las Leyendas de Bécquer (aunque son más poemas narrativos) y los artículos costumbristas, literarios y políticos de Larra, que intentan denunciar actitudes o costumbres y de participar en la instrucción de la sociedad. Su novela El doncel de don Enrique el Doliente forma parte de la novela histórica tan del gusto de la época.